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domingo, 10 de junio de 2012

Expedición al Arroyo Los Quimbaletes


Expedición al Arroyo Los Quimbaletes



      ¡Eh que lugar más bonito! ¿Epa como está este lugar si nunca había oído hablar de él?
      ¿Cómo has encontrado este lugar? ¿Lo conoce mucha gente? ¿Vos venís siempre?
      Éstas y otras muchas preguntas y exclamaciones similares he tenido que escuchar cada vez que, por mi profesión de Guía de Turismo; me arrimo al Arroyo Los Quimbaletes. Y casualmente ha sido ésta la razón de que una tarde de marzo, decidiera convocar a mis hermanos del grupo para realizar la expedición nº 19 de nuestro Grupo ECO RADIO.
      Hacía solo unos días me habían regalado el R 12 que estoy usando y que tan grande mano me dio para la expedición. Y quería disfrutar una tarde junto a mi madre y mi hermosa perra, Gala. Algo me atraía desmesuradamente hasta ese recóndito paraje serrano en el que tantas veces, mis pasajeros se habían extasiado. Por otro lado Gala, merecía ser mimada y por lo tanto darse un baño en las límpidas aguas del arroyo.
      Un domingo en el que el trabajo estaba flojo, me hice del equipo del tere (tereré) y con algunas precauciones por las dudas, me puse en marcha hacia la zona de Villa Giardino.
      Cuando llegué me llamó mucho la atención que pese a ya haber terminado la temporada, hubiera tanta gente disfrutando del lugar, pero pensé que era lógico, no podía ser el único que conociese el lugar.
      Mamá se acomodó en un sillón, mientras yo y Gala hacíamos de las nuestras. Chapoteábamos en el arroyo, corríamos por la tupida vegetación y como si fuera poco; inspeccionábamos la zona.
      Mientras degustaba un rico y fresco tere; se nos acercó una pareja de turistas, los que me preguntaron si siempre estaba así el balneario, si había más agua, si la limpieza era constante y que se yo cuantas cosas más. Terminaron el interrogatorio con un comentario que me alertó. “Los cordobeses sí que tienen cosas lindas que mostrar”. Claro dije sonriente, pero no lo comente, porque si todos se vienen aquí, chau la paz y el sosiego. Y muy oronda la mujer me respondió; no sea egoísta, todos merecemos saber de él, conocerle y disfrutarlo.
Luego de la despedida de rigor y el jugoso intercambio de bendiciones, me quedé pensando. Pucha, tiene razón la vieja!!! Acaso el buen Dios no hizo esto para que todos lo disfrutemos, ¿Qué derecho tengo yo de atesorarlo para mi? Y así, casi sin más; una vez que se había oreado un poco.    Emprendí el regreso a casa no sin antes asegurarme de contar con bastantes imágenes fotográficas del lugar.
      Como es habitual, las más de las noches nos reunimos por el sistema Skype de la PC, con el resto de los amigos del grupo. A veces solo son unos minutos, otras largas horas de charlas y debates. Pero siempre prima la educación, el amor por la radio y sobre todo, el respeto.
      ¡Muchachos! Dije, tengo una bomba que largaros. Se me ha ocurrido una buena idea que quiero que compartamos a ver si la podemos llevar adelante.
      ¡Meta! Fue la lacónica respuesta de mis camaradas.
      Resulta que hoy he ido a un lugar con la Beba (mi madre) y Gala, a tomar mate y disfrutar viendo bañarse a la perra. Es tan pero tan bello que creo sin dudarlo que se merece que le hagamos una expedición. Podríamos disfrutarlo, gozarlo y vivirlo a lo grande. Tiene todo lo que necesitamos, buen lugar, reparo, explanadas para las antenas, agua, hermoso césped, preciosas vistas, es de fácil acceso ya demás; podemos colgar los ganchos para la energía eléctrica (disculpe don E.P.E.C)
      Como para no dejar dudas al respecto, les adjunté en un mail unas cuantas fotos, con la esperanza de que pudiesen apreciar el lugar y la idea. No hizo falta más, a los pocos minutos y luego de un largo silencio; tanto Nabor, Beto, José Luis como Roberto. Dijeron ¡Que buen lugar, es precioso, hermoso! Dale para adelante, hagámosla.
      Así, sin preámbulos, sin mucho de estudio y con inusitadas ganas, se inició este sueño que desembocaría en la Expedición al “Arroyo Los Quimbaletes”
      Vinieron posteriormente algunos trámites, algunas notas, otras visitas al lugar y muchas horas de charla en la radio y por Skype; para darle forma al proyecto. Pero pronto se vio consumado el hecho. En el fin de semana comprendido entre el jueves 24 y el domingo 27 de mayo de 2012. Realizaríamos la expedición de marras.
      Por uso y costumbre, mi vida es por demás ordenada. Tal como rezaba una canción que escuchaba de niño ejecutada por “Las Moneditas” cada cosa tiene un lugar y hay un lugar para cada cosa. Por lo tanto todo lo que me rodea está donde debe estar y como debe estarlo. Eso me allana muchos dolores de cabeza, muchos momentos amargos y la consabida pérdida de tiempo en la búsqueda de tal o cual elemento. Pero no había contado yo, con la presencia de mi amado sobrino Roni. Cuando se decidió la fecha del evento, nada sabíamos en casa de que él vendría a visitarnos desde Israel. Por lo tanto, tampoco estaba contemplado el tema de que ahora los días y las horas tendrían otro destino.
      Si bien acostumbro a tener todo presto días antes de la partida, confeccionando un detallado y puntilloso registro de elementos; la fecha se acercaba y yo estaba en veremos. No podía dedicarme por completo a la labor de acopio o al simple hecho de listar lo que se necesitaba. Por un lado el trabajo, por el otro Roni que me ocupaba la PC todo el día con su chat. Hacían imposible de pudiera poner las manos en la masa. Pero pese a que me urgía la obligación, sabía que podría dominar placenteramente mi accionar.
      Para asegurarme de que podríamos estar preparados y con todo listo, le había solicitado a Nabor LU2HNV que se viniera el día 24 a la mañana para casa. Así cargaríamos los vehículos y podríamos partir el mismo jueves por la tarde para el arroyo. No está lejos de casa, solo a unos 8 km. Pero si podíamos irnos antes, mejor nos organizaríamos. Había muchos detalles que quería controlar antes de que el grueso de equipo llegase a sumarse.
      Haciendo realidad un sueño de 12 años, les había propuesto a mis amigos construir una gran carpa polifuncional. Ésta la habíamos pergeñado en la primera expedición del grupo con mi amigo Miguel LU3LBP. Y no era más que una estructura tubular de caños de PVC, cubierta con una lona de grandes dimensiones. Pero los distintos caminos por lo que nos había llevado la vida, no nos permitió concretarla en tiempo y forma.
      La carpa tubo, tal la denominación que le dimos, era absolutamente necesaria para la actividad, de no contar con ella la cosa se complica. No es lindo estar de expedición, sentados cada uno en su estación a metros de distancia sin verse, no es fácil compartir un mate, un chiste o una torta, estando diseminados por doquier en un gran espacio del campamento. Claro que estar muy cerca afecta el escuchar o hasta hablar con los corresponsales; pero nada nos podía privar de la hermosa presencia de los amigos. Para eso organizamos la salida. Para compartir.
      Claro que además de la carpa, estaba el tema más importante culinariamente hablando. Debía poner a remojar el día anterior los elementos para el locro. Comida nacional si las hay que bien merecido estaba en el día del cumpleaños de la patria. Y no estaba dispuesto yo en portar todos los elementos humedecidos, pre cocidos o cortados para ganar tiempo. El jueves sería el día de la adelantada, por lo que habría tiempo más que suficiente para preparar todo y esperar que el sol del veinticinco asomase en el horizonte.
      Cuando tuve la respuesta afirmativa de Nabor (el viejo bah!) me quedé más tranquilo. Podríamos irnos temprano, instalarnos, armar la carpa, los mástiles, las antenas, organizar el campamento y demás. Ya tenía una cosa establecida y organizada. Lo que no tuve en cuenta, fue el mantener la boca cerrada. Porque el inefable Roberto LU7HBL al enterarse del asunto, puso de las suyas.
      ¡Viejito! Me dijo en Nabor que se van a ir antes al arroyo. ¿Es cierto? Claro dije dando todas las explicaciones del caso. Es por esto, eso y aquello.
      Ah si es así, nosotros vamos antes entonces, no me voy a perder ese día. ¡Patapúfete! Dije sin miramientos, se nos pudrió la sorpresa.
      El buen Nabor me hico caer en cuenta que si bien seríamos más; la presencia de un hombre con la experiencia de Roberto, ayudaría en la solución de posibles problemas a la hora de inaugurar el nuevo hábitat, por lo que con agrado acepté gustoso.
      El jueves de la partida, amaneció por demás feo. La niebla cubrió por espacio de horas el valle y la temperatura no subió mucho. Yo me levente temprano y con la ayuda del R 12 terminé por concretar todas las compras que faltaban. En los días anteriores y pese a la desorganización había podido reunir la mayoría de los petates en el garaje, por lo que solo quedaba el cargarlos y partir.
      Cerca del mediodía el astro rey se hacía sentir, peleando entre la bruma, al menos en el valle. Porque del otro lado de los cerros, Roberto LU7HBL me alentaba por VHF que llovía, hacía frío y estaba muy oscuro. Entre tanto, Nabor LU2HNV hacía el reporte del clima en la zona sur de Punilla. Aquí, dijo alegre, viene clareando desde el sur, se disipó la niebla y sube la temperatura. En un rato salgo para La Falda. Mientras prestaba atención a los comentarios de mis amigos, analizaba lo importante que eran las comunicaciones en estos casos. Bendita sea la repetidora 147.180.
      Poco más tarde de las 10.30 hs. Raudamente y revestido de toda la parafernalia de abrigos posible, llegó Nabor a casa en su reluciente moto negra. Su sonrisa era tan contagiosa que solo pude abrazarle y reír con él. Se notaba que ansiaba este día, para disfrutar a lo grande y olvidar algunas cosas no tan felices que le habían sucedido meses atrás. En que ayudo dijo ni bien se sacó el casco reglamentario. ¿O cebo unos mates?
      Tenerlo al “Viejo” cerca, es para mí siempre un placer. Es divertido pero serio, inteligente, cariñoso, respetuoso y buen amigo. Con él y el resto de la pandilla, la diversión y el goce estaban asegurados.
      Mira viejo, yo tengo casi todo listo. Solo falta algo que cargamos al salir. Anda sacando las cosas del garaje y acomódalas en el patio. Cuando llegue la chata cargamos y repartimos las cosas. Pero primero hagamos juntos un repaso de los equipos y materiales.
      Diez minutos después, habíamos verificado los petates y mientras Nabor sacada los bártulos; yo llevaba de regrese a mi amigo/hermano Freddy a su casa, porque me había dejado ya estacionada su nueva adquisición para transportar los elementos hasta el arroyo. Se trataba de un Baquiano IKA, que pese a estar algo maltrecho, funciona de maravillas.
      De regreso en casa, y con la colaboración de Nabor inicié el acomodamiento de las cosas. Diez minutos después arribaron Roberto LU7HBL y su maravilloso hijo Federico “el Pipo”. El R 12 también recién adquirido de Roberto parecía un móvil de la CNC, más que un auto de radioaficionado. Este le había colocado antenas hasta en el caño de escape. En su interior los equipos no dejaban mucho espacio a PIPO para que se acomodase y menos aún para cebar mate.
      “Viejito” en que ayudamos. Fue lo primero que dijo el amigo ni bien bajó de su coche rojo punzó y luego de saludar efusivamente a todos en casa. Pasada la media hora, ya teníamos todo presto y acomodado en los autos, incluso el mío que participaría por primera vez de una expedición de radioaficionados.
      A lavarse las manos que está la comida, espetó la Beba desde la ventana de la cocina. ¿Qué hiciste de rico viejita? Preguntó Roberto. Guiso de mostacholes, fue la respuesta. Si no le gusta no lo coma!!! Glup!
      El almuerzo fue frugal pero intenso, se habló de todo y pretendimos convencer a mi áspero sobrino que fuese de la partida como había prometido. Pero no hubo fuerza celestial que lo quebrase. A mí no gusta la radio tío!!!
      Luego del café, el recuento por enésima vez de los elementos (mentalmente claro) y de la despedida de mi madre por parte de todos; rumbeamos a nuestro destino final. El Arroyo Los Quimbaletes.
      La caravana conformada por tres móviles, parecía más una viborita que una fila de autos. Convenimos que Roberto iría a la cabeza, Nabor al medio y yo de cola. Por cierto, nadie pudo convencer al buen Nabor de que maneje el R 12. Ni loco dijo. Sabes cuánto hace que viajo en un Baquiano??
      Y digo lo de la víbora porque no me atreví a avisarle al viejo de que su móvil no estaba de 10 en lo que se dice dirección, por lo tanto le costaba mucho llevarlo derecho jajaja.
      El viaje de unos 20 minutos se torno gracioso y desafiante a la vez. Muchos autos, algo de bruma, nervios, emociones, etc. Convergían en esos momentos sobre nosotros cuatro.
      Llegados al sitio y previo acuerdo de tareas, nos las emprendimos con la energía. Yo ya había analizado el tema concienzudamente por lo que sabía de antemano que sencillamente nos “Colgaríamos” del sistema de energía de Córdoba. Y creo a verdad, que más lo hicimos por el solo hecho del vértigo, que por la necesidad. Resultaba atrapante, desafiante y gracioso colgar los ganchos, como lo hace tanta gente. Peor en nuestro caso, era una obra de bien. O al menos eso propusimos en la idea.
      Nabor solícito desató todos los caños de la nueva carpa, Roberto y Federico bajaron la amplia lona, mientras yo me hacía de la vieja caña de pescar que tantos momentos felices me dio. Al rato, como hormiguitas en su afán de alimentos, salimos los cuatro rumbos a la cercana calle. Roberto ya portaba con ayuda del viejo, los largos y gruesos cables con los que entraríamos en “delito”
      Discernimos por unos minutos, cuál era el mejor poste para “colgarnos”; porque las variables eran muchas. Desde la cercanía al vivac, pasando por una maraña de espinudos árboles; hasta que el “gancho” quedara escondidito por las dudas.
      Nabor cual gato, ágil e intrépido se dirigió entonces a un viejo molle, en el que se subió en un abrir y cerrar de ojos. Le alcanzamos con Roberto el cable y la caña y contados minutos después, ya habíamos sustanciado el cuelgue.


      Tratando de parecer más a un hombrecito que acaba de orinar al amparo del árbol que a alguien que estaba cometiendo algún ilícito; me di vuelta como tonteando y enfilé por la calle hacia la entrada al balneario. Pero poco duró mi actuación. A solo unos 40 metros una familia atónita y curiosa nos estaba observando detenidamente. Dije como si nada “Acagamos pera” un viejo dicho de niño, que mi abuela Socorro me recordaba siempre y que rememoraba mis primeras palabras hace ya unos 48 años. Disimulen muchachos, nos dieron la cana.
      Poco entrenados en esto del “choreo” energético; los tres compañeros dijeron al unísono ¿Qué pasó? Entre dientes traté de hacerles entender con disimulo la situación, pero poco o nada se podía hacer. Nos habían pescado.
      Me voy a parar la bronca, dije valiente a la vez que me encaminaba hacia la casa de los azorados vecinos. Buenas!! Como van. Solté como para romper el hielo.
      ¿Qué están haciendo? ¿Son de E.P.E.C. Empresa Provincial de Energía Córdoba)? Ehhh, bue, no, noooo, no nada que ver. Somos radioaficionados, somos parte de la Defensa Civil. Estamos por iniciar un campamento de cuatro días a la vera del arroyo. Es un concurso, una expedición y un ejercicio de radio para emergencias ¿Vió?
      Ahhhh!!!! Si, radioaficionados, si se lo que son, mi esposo es LU ¡Recórcholis! Que chico es el mundo señora.
      Viejo, veni, son colegas tuyos. Llamo la señora alzando la voz sobre el murmullo otoñal de la tarde en Los Quimbaletes.
      Estrechamos las manos, nos dimos las buenas tardes e intercambiamos licencias. Para eso, ya estaba Roberto al lado mío haciendo gala de su bonhomía (pero conste que para dar la cara, me dejó solito mi alma). Vení viejito Nabor, vení Pipo, saluden a los amigos. Y así entre saludos y relatos de las cosas que haríamos, rompimos la intriga y quedamos tranquilos que no habría denuncias por el gancho.
      Ahora la cosa estaba dirigida a la carpa. Todo indicaba que debía funcionar, que su forma; la más perfecta de la geometría (un arco) debería tolerar el embate del viento, el agua, el peso de la lona, etc. Pero… había que probarlo.
      En contados minutos y sabiendo que si la cosa se complicada al menos teníamos suministro energético; planteamos el mejor lugar para la instalación, limpiamos el terreno y desparramamos las cosas. Caños, cuplas, tee, entre roscas, más caños, lonas, sogas, estacas; todo estaba listo para ensamblar el nuevo invento.
      Me tomé un par de minutos para explicar a los amigos como deberíamos hacer el armado, porque los elementos, en especial los caños, podían sufrir deterioro. Me preocupaba el que se rompiesen y malograran la estructura.
      Muñidos de una soga trazamos el cuadrante en dónde deberíamos colocar las estacas de sujeción. Colocamos éstas con ayuda de un metro para mantener las distancias y la emprendimos con los caños. La cosa solo demandó escasos minutos, así que pronto nos vimos en la necesidad de cubrir con la lona y ver qué pasaba.
      Maravillosa, grande y feliz fue la sorpresa cuando luego de contados movimientos, quedó formada perfectamente la “CARPA TUBO” No lo podíamos creer, en realidad era súper cómoda, amplia y espaciosa. Cosa que quedó más que comprobada cuando todos los elementos ocuparon su lugar dentro de ella. En un momento, mientras entraba cargando cosas, se me antojó que se parecía mucho a los bunker, que se usaban en Londres durante la Gran Guerra. Solo faltaban los temblores, la tierra cayendo desde lo alto y los cascos protectores.
      Nabor en un santiamén colocó el sistema de iluminación, mientras Federico acarreaba cosas dentro. Roberto luego de ir hasta las cercanías a “despedir un amigo del interior”; ya estaba preparando las antenas y los mástiles.
      La tarde había comenzado a caer en el arroyo, y se notaba mucho más porque la proximidad con las Sierras de Ayampitín, hacía que las sombras avanzasen rápido pero silentemente.
      Sigamos con el antenamiento, dijo Roberto a la vez que mástiles en mano encaraba la trepada hasta el lado plano del terreno. Le seguimos presurosos con el resto del equipo y bajo una bruma fría y blanca, iniciamos la instalación de mástiles y dipolos.
      La tarea nos demandó poco tiempo, porque ya estamos acostumbrados a esas labores, no por algo llevamos 19 expediciones realizadas. Así que cuando definitivamente la luz dio paso a la noche; habíamos concluido. Como no nos percatamos del tema, al volver al campamento distante a uno 50 metros; caímos en la más absoluta obscuridad. NO colocamos los iodos, le dije al viejo por sobre el hombro derecho. La cosa no fue grave, porque en el interior de la carpa, la irradiante luz, sobraba para realizar cualquier labor. Así que presto busque en la caja correspondiente los sistemas lumínicos y en solo segundos, se hizo la luz.
      El ambiente era irreal, casi de otro mundo. En ese lugar nunca se había encendido un lámpara eléctrica, y el Grupo ECO RADIO, lo estaba haciendo. Nos llamó mucho la atención como cambiaba el paisaje bajo la penetrante y blanca luz de los iodos. Nada que ver a lo que el día nos mostraba solo un rato antes.
      Ya teníamos todo armado, así que repartimos otra vez las responsabilidades, como para conformar el organigrama operativo. Al menos por esa noche. Roberto y Fede, se encargarían de armar las estaciones de 80 fone y digitales. Nabor y yo volveríamos a La Falda para devolver el Baquiano a Freddy, porque éste le necesitaba para trabajar al otro día. Además, quedaba el ir a buscar a casa dos ricas tartas que mamá nos había hecho, luego de dormir un rato la siesta.
      Ya totalmente oscuro y con la bruma cubriendo la zona, arrancamos con Nabor uno en cada vehículo; rumbo a casa. No había salido aún del balneario, cuando un agitado Roberto me alcanzó y haciendo señas para que bajara el vidrio de la ventana; me dio algunas órdenes luego de hacer algunas preguntas. Viejito, vi ahí y pack de Coca de 2 litros. ¿Hay más? No, le dije pensé que alcanzaba. Si tenemos vino y algo dulce para la madrugada.
      Viejito ¿No me digas que no trajiste fernet? ¿Qué vamos a tomar entre tanto? Bueno, hay mate, café, te… manifesté casi sonriendo. No viejito eso es por si nos enfermamos o algo nos cae mal. Trae un ferneson así tomamos con los chicos y obvio, otras Cocas. NO te olvides, porque sino saco el 12 y voy yo, no hay drama!!!
      Por radio, le dije al viejo que pasaba y éste también se extraño que no hubiera traído la bebida cordobesa por excelencia, pero adujo que pensaba la tenía “camuflada en la caja del rancho” Prometió recordarme el tema.
      Llegamos en 15 minutos a La Falda y le dejamos a Freddy el vehículo, no sin antes agradecer la deferencia de haberlo prestado. Cuando salía para el auto, Nabor me recordó por medio del Handy “NO TE OLVIDEZ DEL FERNET y LA COCA carcamán” Así que apuré el paso y pasando a su lado fui en búsqueda del líquido elemento. Un fernet de litro y seis Cocas de 2,50 por si las moscas.
      En casa mamá tenía ya primorosamente envueltas las tartas que a todas luces se veían y olían como riquísimas, así que luego de pasar por el baño y besar a la salida a mi hermosa Gala, a la cual encargué el cuidado de la vieja, salimos contentos otra vez para el arroyo.
      Cuando arribamos todo era hermoso. El agua corría alegre entre las piedras, el césped nos brindaba otro verde, distinto al habitual, y los pájaros curiosos, asombrados y expectantes; cuchicheaban en lo alto del espino y el molle. A lo lejos un perro se hacía sentir, sabiendo que en la zona había vecinos pocos convencionales.
      La impresión que me dio entrar a la carpa, fue de felicidad. Roberto y Fede habían acomodado todo y ya estaban hacía rato apilando QSO en 80 metros. Nabor miraba escrutando todos los detalles y pidiendo permiso, despuntó un amargo bien rico y calentito. Yo mientras tanto me puse a armar mi estación.
      Había pasado ya la excitación primera, los nervios de la salida y el saber que todo andaba bien. El cuerpo y los años, iniciaron su trabajo. Me dolía hasta el alma. No había articulación o miembro de él que no me molestase o doliese. Se me cayó el ánimo y la cara se descompuso de tristeza. Mis amigos no tardaron en preocuparse, por lo que estaban atentos a mí accionar.
      Tomamos unos mates riquísimos de Nabor, a los que acompañamos con galletas que aporto el Federico. Seguimos acomodando y encendimos la calefacción, porque la noche llamaba al frío. Mientras tanto, yo seguía mal.
      Roberto me pasó un Actrón 400, al que ingerí sin miramientos. Ya me había tomado otro hacía unas horas antes de salir, pero era tanto el dolor que no podía seguir así. Y como si nada, llegamos a las 22:45 hs. De ese primer día de expedición y la primera noche.
      A Nabor le pareció oportuno el momento de picar algo, así que puso la mesa y sacó a relucir las tartas, las que Aseguraron, estaban más ricas de lo que se veía. Departimos, tomamos café, empinamos para brindar un buen Legui y seguimos en la radio. O más bien Roberto y Nabor siguieron, yo ya no aguantaba más. Pedí disculpas, inflé el colchó y luego de una higiene leve, me enfundé en el pijama y posteriormente en la bolsa de dormir. Recuerdo que Nabor me alcanzó un par de mates y que Fede me preguntó como estaba. Cuando volví en mí; el reloj marcaba las 06:45 hs. Y las necesidades fisiológicas me llamaban para un piss!
      El viejo, que dormía en la misma carpa, me pregunto cómo estaba de los dolores y se alegró de que le dijera que estaba de diez. Él hacía rato que daba vueltas pero no quería despertarme. Así que aún con la oscuridad sobre el campamento, se levantó, prendió el fuego, puso la pava y se vistió para afrontar el día. Yo más por nobleza que por ganas, me propuse a hacer lo mismo, no sin algo de fiaca. Pero en eso, salió como una tromba Roberto de su carpa, medio vestido, algo agitado y totalmente despeinado. Federico algo balbuceaba desde dentro, pero parecía más un reto que una sugerencia.
      ¡Viejito! Ya llegó el José Luis LU3AJL. Me voy a buscarlo. Resulta que me entró un mensaje que envió hace como 20 minutos y me decía que estaba saliendo de Cosquín. ¿Qué opinas vos? Más vale cabeza, si no llegó, lo está haciendo. Métele.
      Así que antes de poder terminar de tomar un mate, puso en marcha su móvil y rugiendo como fiera, salió para la terminal, en búsqueda del amigo porteño, que ya estaba arribando para sumarse a la expedición.
      Mientras degustaba unos mates de Nabor y terminaba de acicalarme para iniciar la jornada, revisé los porotos y el maíz que había dejado en remojo la noche anterior, llené la olla con agua fresca y encendí el quemador.
      Solo un rato después de que llegara Roberto con José Luis; puse a freír unas cebollas como fondo de cocción del locro, agregué el agua, los porotos y el maíz. La comida del mediodía se estaba haciendo.
      Roberto se me acercó en un momento, argumentando que ya tenía armado el dipolo rígido multibanda, por lo que si queríamos podíamos subirlo. No lo dudamos, con la asistencia del resto del equipo, no solo pusimos en lo alto del mástil el dipolo, sino que con mucho orgullo; aprovechamos para cambiar las enseñas nacional y provincial, al punto más alto del campamento, tal como reza nuestro reglamento. Ya que en la tarde anterior, solo posaron para la foto dentro de la carpa.
      Pase gran parte de la mañana, cortando zapallo, pelando los chorizos, troceando la carne y limpiando el verdeo para la salsa. Cuando pude, encendí el equipo y me largué en 40 metros, banda que ya había sido activada por José Luis LU3HKA. Eran muchos los amigos que estaban atentos a nuestra salida desde la referencia DSH 008 H por lo que en poco rato, sumé más de una decena de QSO.
      Con la escusa de ir a dar una vueltita y despedir de paso a un amigo del interior; tomé la máquina de fotos y orillando el curso de agua, me alejé unos metros del campamento. Desde la privacidad de los “yuyos” pude tomar lindas imágenes y percatarme además que a todo orgullo, teníamos ya armado el vivac para afrontar el desafío de la expedición. Solo restaba de llegar Beto LU7HA, el que por razones de laboral, arribaría cerca del mediodía.
      Cuando regresé a la carpa, José Luis estaba exultante, daba vueltas por todos lados sacando fotos y agradeciendo la elección del lugar. Según decía las imágenes no hacen honor a lo que es en realidad este sitio. Cosa que tanto Roberto como Nabor apoyaron.
      Cuando el mediodía nos encontró entre charlas, contactos de radio, fotos y el trajín de revolver el locro cada rato; Federico con su proverbial buen humor preguntó si no podíamos picar nada. Ya le dolía la panza de hambre. A todos nos pareció buena idea, por lo que Roberto de hizo de queso, salame y pan, como para armar una picada de órdago.
      El locro ya estaba casi a punto cuando nos percatamos que Beto no había dado señales de vida. Le llamamos por cel. También por radio,  pero nada. Insistimos salvajemente una y otra vez, pero no había respuesta. Decidimos esperarle media hora.
      Nos entretuvimos un rato charlando, en digitales y en fonía. De mientras,  preparábamos la mesa y aprontábamos los platos para servirnos. Como quién no quiso la cosa, se nos pasó más de una hora y cuarto, por lo que cucharón en mano, arranque con la servida del locro. No había completado la vuelta de la ronda, cuando Fede nos hizo saber que se oía un auto cerca, al asomarnos Beto llegaba sonriente y feliz para sumarse al fin, a la expedición al Arroyo Los Quimbaletes.
      El almuerzo fue hermoso, charlamos, contestamos llamados, hicimos otros nosotros, bebimos, comimos hasta asquearnos y sacamos fotos que registraran el momento, bello, único.
Terminada la sobremesa en la que hicimos importantes aportes para mejorar la carpa, unos lavaron los platos, otros se colocaron los auriculares y la vorágine se aprovechó de todos. Yo me excusé y me tiré a una siesta de una horita, los chicos pasearon y disfrutaron mientras Roberto llamaba en 40. Cuando la modorra se había extinguido y el viejo iniciaba el mate, salí de la carpa y encendí el 430 en 20 metros. En la zona norte de la carpa el movimiento era ferviente, unos llamaban, otros anotaban, Nabor seguía con el mate. Fede subía fotos a su notebook. Y no faltó alguien que adujera. ¡Che! Son las 19.30 hs. Podríamos picar algo ¿no?
      Así que como por arte de magia las manos se apresuraron en poner cosas sobre la mesa, porque la ocasión ameritaba preocupación. Beto lidió con un salame hasta que pudo cortar fetas perfectas, lo mismo hizo con el queso. Nabor arrimó el pingüino de vino, como para mitigar la sed a la vez que José Luis preparaba, cual barman excelentes “fernesononon”. Roberto no pudo con su genio así que buscó por todos los rincones hasta que dio con el sobrante de las tartas de la Beba, y cortando pequeñas porciones convidó a la concurrencia. Beto había tomado mi lugar en la estación, pasando a 40 metros, pero me hizo señas que tenía sed, así que en breve tenía unos hermosos bigotes amarillentos que destacaban su sonrisa cada vez que empinaba el vaso y mordía una porción de tarta de jamón, queso y tomates.
      Cuando la picada llamó a final, Nabor metió la mano en el bolsillo y extrayendo un encendedor; encendió el mechero y puso el locro. ¡Como para que vaya calentando vio!
      Cenamos pasadas las 22:00 hs. De ese viernes, pero mucho distaba de acabarse la jornada. No solo habría más contactos, sino que teníamos pendiente la reunión de Comisión Directiva del grupo. Cuando las condiciones ya resultaban vagas y los colegas se habían entregado a los brazos de Morféo; servimos café y caña Legui. Se iniciaba la reunión.
      Debatimos muchos temas, los cuales por ser este un documento público no voy a develar; pero creo sin duda alguna, que se terminó de organizar de una vez por todas al grupo. Las decisiones que se tomaron, propendieron y propenderán a que finalmente quienes formen parte de ECO RADIO; sientan orgullo de pertenecer al mismo. Que tengan las mejores y máximas posibilidades de disfrutar de todas las actividades y por sobre todo; que sepan que les necesitamos.
      Sin temor a equívocos, puedo decir que lo más importante de la reunión, ha sido la designación de Nabor LU2HNV como nuevo presidente del Grupo ECO RADIO. Miguel LU3LBP, quién no solo es fundador sino ideólogo de este grupo, no puede seguir en esa función. Ya lo había anticipado en 2010, pero le hicimos caso omiso. Lamentablemente el desarrollo institucional, la interrelación que ECO RADIO tiene con otras entidades y colegas, hace imperiosa la presencia activa del presidente. No podemos delegar esa responsabilidad, no podemos reemplazarle en todo. Por eso y solo por eso dimos semejante paso.
      Miguel LU3LBP es desde el viernes 25 de mayo de 2012, nuestro Presidente Honorario, reconocimiento válido para alguien que fue la semilla y el sueño inicial de ECO RADIO. Quisiéramos que algún día vuelva de pleno a la actividad y se aboque, como hasta ahora nuevamente a la conducción del grupo. Pero de momento le relevamos de la obligación. Nabor será con seguridad un digno reemplazante.
      Todo el resto de la información, se dará a conocer en breve por los medios habituales, esta narración no debe ni tiene porque detenerse en esta parte, dado que es mucho lo que debemos contar.
      La noche, con una esquiva luna que se escondía entre las veloces nubes; no era todo lo apacible y bella que deseábamos, pero de todos modos salimos fuera de la carpa a respirar el húmedo aire del balneario y a detenernos en detalles tan sutiles, como el crepitar del agua en el choque con las piedras o el chistear de las tres cascadas que interrumpen el cansino andar de las cristalinas, prístinas y nobles aguas del Arroyo Los Quimbaletes.
      Cuando las campanadas daban las 03:00 hs. Nos decidimos a dormir un rato. Aún faltaba mucho por delante y por si fuera poco, habíamos tomado el toro por las astas.
      A las 07:10 Hs. Mi querido compañero de aventuras Nabor, ya hacía rato que daba de vueltas en la carpa tubo. Se había vestido, calentó el agua y aprontó el mate. Como solícitos soldados de las comunicaciones, Roberto, Beto y José Luis, aparecieron en el vivac, felices y deseosos de arrancar con los QSO.
      Como había sobrado algo de locro y las cosas no están como para tirarlas, decidimos que era irremediable viajar a cas otra vez, para poder llevar a frío las sobras. A la vez eso me permitiría interiorizarme sobre el esta general de mi vieja que, cuando salimos quedó algo triste. Así que con Fede de copiloto, arrancamos muy temprano para La Falda. Compramos pan, dejamos el locro y volvimos raudos al campamento. Ahí todo era acción. Beto estaba en 40 metros, José Luis en digitales; en tanto de Nabor y Roberto ya tenían a medio cocer el lechón. Rechoncho animalito que desde Marcos Juárez había viajado para que lo saboreáramos en la expedición.
      Puse al fuego unas papas para una buena ensalada con huevos y ocupando el lugar de Beto, probé en 10, 15 y 20 metros sin éxito. Renegué con Roberto porque hizo el fuego justo al lado de mi carpa y bajo la risa de todos, preparé la picada.
      Siendo las 12:30 hs. Di alerta general y uno a uno se arrimaron a la mesa. Dimos cuenta de salame, queso y queso de chancho, tomamos algo de vino y aprontamos los platos y cubiertos. Media hora después, Roberto nos homenajeaba con el lechoncito a dos fuegos. Una técnica que es muy usada en la zona sur de la provincia y por nuestros hermanos de Santa Fe. Departimos y comimos de lo lindo por espacio de una hora y media. La charla fluía entre nos, mientras con lentitud pero constancia el pequeño “porquino” se desvanecía ante los tenedores del grupo expedicionario.
      Como no podía ser de otra manera, también se sucedieron muchas charlas relevantes sobre lo que estábamos haciendo, sobre el grupo y la actividad radial en general. Y todo eso, nos fue llevando de una manera grata al momento del café. Por lo que me dí vuelta para encender el caldero. Puse el agua y levanté la mesa. En eso, tras de mi pasó Roberto con cara de circunstancia que no dejaba ver nada de lo que estaba por acontecer. Me senté y repartí los sobrecitos del producto Colombiano entre los amigos.
      No pasaron más de cinco minutos y Beto, que presidía la mesa en el extremo sur de la misma, se levantó y corrió como ahuyentado por el espanto. El resto nos miramos absortos pero sin saber acaso que significaba dicho desplante. Al momento lo oí pasar dando grandes zancadas hacia la zona austral del balneario por lo que aduje, que una imperiosa necesidad fisiológica lo estaba acuciando.
      Realmente la charla estaba tan amena que mis camaradas y yo nos olvidamos del tema, por lo que mucho nos asombró que al rato, se escucharan gritos y carcajadas fuera de la carpa. Eran Roberto y Beto, que debatían algo importante.
      Cuando ingresaron al reparo, nos enteramos que subrepticiamente Roberto sin hacer ningún comentario se había marchado solitario hacia el sector bajo del curso de agua, con la sana intención de darse un buen baño. Yo no lo  recordaba, pero según testigos, había comentado varias veces esa mañana que tenía intenciones de tal acción. Beto, que estaba atento a la cosa, esperó que se acomodara en la “ducha” y presto le tomó varias fotografías. El griterío era causa de la amenaza de Beto de subir a nuestras imágenes digitales dicho material. A todas luces subido de tono.
      Según el buen Roberto, un expedicionario no tiene porque dejarse de bañar por estar lejos de “las casas” así que pese a que solo se ahumó un poco en la cocción del cerdo, dado que poco transpiró esos días, en una de sus caminatas divisó el lugar exacto dónde darse el baño y obviamente; lo utilizó.
      Mientras estoy escribiendo este material, acabo de recibir una gruesa amenaza de parte de mi amigo, para que quite en forma urgente las fotos mencionadas Ut Supra. Según argumenta, dichas imágenes no son para exponer y me intima a quitarlas. No voy a entrar en detalles, pero parece que lo más molesto no es que se pueda apreciar su esbelto cuerpo; sino que en una de ellas se ve flagrantemente un pintoresco slip amarillo patito. Y al parecer eso si no se debe mostrar. Claro que no dudé un instante en quitar las imágenes; porque mi cariño, respeto y amistad con Roberto así lo amerita; pero dado que éste documento es personal, voy a colocarlas para que Uds. puedan verlo.
      Como había dicho más arriba, el café llegó a la mesa, nos reímos de la cuestión baño y seguimos atentos en las bandas.
      Roberto y José Luis prestaban mucha atención a los 40 metros, porque trabajaban a la vez digitales y fonía. Nabor hizo una barrida lenta en 10, 15 y 20 pero estas bandas no tenían actividad alguna de momento. Por lo que entre todos emprendimos el lavado de los trastos.
      Con toda la carpa acomodada y esperando que la propagación se haga presente, dimos rienda suelta al descanso poblano. La siesta. Pero claro, algunos por una extraña razón gozaron de la misma de maneras diferentes. Sea el siguiente un modesto ejemplo de cómo descansan mis amigos del grupo.
      Como se pudo ver, nadie se dio cuenta de las fotos… sepan Uds. sacar conclusiones.
      No crean que yo no me eché un rato, claro que si lo hice, pero en la carpa, tapadito y cómodo. Antes hice escucha en las bandas y todas estaban muy cerradas, así que me dije… “ma si, total tenemos aún tiempo por delante” me tiro un rato.
      Entre sueños escuchaba un griterío singular y risas muy compinches, pero seguí entregado al descanso. Hasta que en un momento golpes en la mesa y otros gritos me alertaron. Eran mis compañeritos de expedición que ante la falta de propagación se enfrentaron en una mano de truco.
      Por lo que me puede enterar por el comentario de Fede, parece ser que Nabor les hizo varias veces trampas en las anotaciones y por ello su equipo, salió triunfante. ¡Cosas que pasan!
       Cuando salí de mi aposento, eran las 17.30 hs. Por lo que aproveché un poco más de hora y cuarto de siesta. En esos momentos Nabor aprontaba el mate y el resto pasaba contactos al log, llamaba en 40 y contactaba en BPSK 31. Así que luego de acicalarme un poco y vestirme, me prendí en los 40 metros por un largo rato. Intercambiando cada tanto con Beto y José Luis para deglutir algo o mojarme la boca.
      Como a las 20:30 Hs. Se presentó nuevamente la picada de rigor y aunque estábamos atentos a la radio, dimos cuenta de lo que estaba servido primorosamente.
      Luego otro rato de radio, más charla y por último la cena. Otra vez el lechoncito se acercó a la mesa y gustosos le dimos caza. Para cuando terminamos con él; el reloj marcaba las 00:10 hs.
      Salí a hacer un pis y me percaté que la noche no era lo acogedora que fueron las anteriores. Pese a que el día se presentó lindo, negros nubarrones cruzaban agitadamente el cielo de esa madrugada, buscando el norte. Me llamó la atención la humedad ambiente, porque era pesada, pastosa, pegajosa. Beto y Nabor salieron también a curiosear y coincidieron conmigo que de seguro llovería.
      Dimos cuenta del café, tomamos unos Fernet con Coca y viendo que la propagación no nos permitía nada más; cerca de las 02:25 decidimos dar por concluida la jornada del sábado.
      Dado que la ingesta de líquido durante el día fue importante, las ganas de pis!!! Fueron recurrentes en la noche para todos. Yo por mi parte le levanté a las 04:00 y las 06:45 Hs. El tiempo estaba feo, la bruma ocupaba el balneario y el mucho viento imperante, hacía que las minúsculas gotas parecieren llovizna. Pero no mojaba.
      Me zambullí  en la bolsa de dormir y me volví a desmayar. Entre sueños sentí que Nabor se levantaba y poco rato después, me confidenciaba que estaba largándose a llover con ganas. Presté atención y verdaderamente las gotas eran grandes y a todas luces se avecinaba una lluvia fuerte.
      Todo el equipo se puso en estado de alerta y a los pocos minutos estábamos debatiendo en la carpa como seguiríamos el día. Nabor subió a lo alto de la loma y argumentó a su regreso que no se veía bien la tormenta, por otro lado en realidad solo quedaban un par de horas de expedición porque habíamos convenido en la noche que a las 16:00 hs. Nos marcharíamos, no sin antes comernos unos chorizos a la pumarola.
      Con los mates que cebaba Nabor en nuestras manos, departimos un rato sobre que hacer al respecto del clima. La lluvia por entonces golpeaba fuerte y se presentaba como para quedarse todo el día. Roberto fue taxativo “Viejito… lo hecho, hecho está” Ya cumplimos, hicimos radio por tres días y acumulamos varios cientos de contactos. Levantemos todo, protejamos los equipos y luego nos vamos. Todos estuvieron de acuerdo en tomar tal resolución, no quedaba mucho por hacer esa mañana gris.
      Lo primero que hicimos, fue guarecer los equipos de radio y sus periféricos. Cada uno se abocó a tu estación y los que no tenían nada armado de momento, agruparon las cosas del campamento para poder cargarlas. Mientras tanto Nabor seguía con el mate.
      Fuimos cargando en los autos lo más valioso de los equipos y dejamos para el Baquiano lo de campaña. Aún Freddy no había llegado, así que tuvimos tiempo más que suficiente para acomodar tranquilos. A eso de las 10:25 la lluvia paró y al grito de aura de Beto, corrimos a desarmar los mástiles, antenas ya descolgarnos de la electricidad. Solo pudimos estar secos unos 15 minutos, porque nuevamente arreció una pertinaz llovizna y nos empapamos. Al rato, Freddy llegaba a buscarnos, para poner fin a la experiencia grupal.
      Cargamos todos los elementos restantes, desarmamos la carpa y muy, pero muy felices, partimos rumbo a mi casa en la ciudad de La Falda. Habíamos cumplido con todo.
      La caravana fue hermosa porque al mirarnos comprendíamos que absolutamente todos estábamos felices, los autos atestados de cosas acreditaban que veníamos de una expedición.
      Llegamos a casa cuando el mediodía daba lugar a unos tímidos rayos de sol, que poco duraron. Descargamos y tratamos de acomodar en el garaje las cosas para que, Dios mediante el lunes; pudiera secarlas y guardarlas en su lugar.
      Freddy se despidió de todos y cansino se subió a su móvil. Yo que estaba acarreando cosas le espeté. Pará, dónde vas? Quédate a comer unos chorizos a la pumarola, por lo que no tardó en rendirse al pedido. Beto ya aprontaba unos fernesones y Roberto preparaba otra picada.
      Entre charlas y risas puse el disco al fuego y con la colaboración de Nabor arranqué con los chorizos. José Luis cuidaba la fritanga, revolviendo cada rato y Freddy, los entretenía con sus historias de viajes. Comimos pasadas las 14:00 hs. Y realmente si no fuera porque estábamos en casa y las paredes lo indicaban, bien podríamos decir que seguíamos de expedición.
      Llegó otro café de Doña Beba y el momento de hacer números. Nos pusimos serios, metimos la mano en el bolsillo y dejamos las cuentas claras, porque como dice mi vieja, “Cuentas claras conservan la amistad”
      De última antes de la despedida, posamos para una foto del recuerdo con mi amigo Freddy, el que por cierto pidió que le avisemos si hacemos alguna salida, dado que quiere ser parte de ella.
      Terminamos los comentarios y nos abrazamos fortísimamente con Roberto, Fede y Nabor, ya que ellos se marcharon inmediatamente. Beto y José Luis compartieron conmigo y mamá otro café y charlamos sobre lo sucedido hasta que llegó la hora de que José Luis tomara su ómnibus a Bs. As.
      Nuevamente los abrazos, los besotes cariñosos y la despedida de los amigos. Dábamos así por concluido el trabajo que con mucho esfuerzo, cariño y devoción habíamos realizado. Se terminaba la Expedición al Arroyo Los Quimbaletes del Grupo ECO RADIO.
      En la ciudad de La Falda, Córdoba Argentina a los treinta y un días de mayo de 2012.


                         Héctor Oscar Cousillas
                                LU3HKA

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